Quiso la diosa Fortuna que doblando una curva el Diablo se topara con la Moral. No les quedó otra que enfrentarse a duelo y así tuvieron que hacerlo ante los ojos de la diosa, que les contó un dos tres y los echó a pelear.
El Diablo pegó primero y de un combo en l'hocico mandó a la Moral al suelo, pero ésta se levantó y le aforró un pape en la guata que lo dejó temblando. Medidas las fuerzas, la contienda fue tomando otros matices. En la mitad del combate fajáronse los contendores y se dijeron cosas terribles a la oreja. La Moral se fue al ataque y en el último round lo puso entre las cuerdas; el Diablo se hizo el tonto y tiraba sus guaracazos. La diosa declaró el empate y el dúo se bifurcó por los caminos del monte.
No habían pasado dos horas cuando el Diablo devolvió sus pasos para pegarle a la maleta; andaba vestido con buzo rojo y zapatillas de ballet, y la colita forrada terminaba en una punta de flecha.
La Moral iba por allá lejos; vestía una manta de castilla que la protegía del frío.
La diosa Fortuna oscureció el cielo y descargó aguacero. El Diablo corrió a la taberna donde fue bienvenido con aplausos y la Moral siguió su camino. Nunca se pudo saber qué se dijeron ese día que se hallaron en la curva; pero ahora, vez que el Diablo la ve asomarse mejor cruza la calle.
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2 comentarios:
Sería bueno saber que le dijo ...Para encaso de encontrarnos al diablo vestido de lagarterana, soplarselo nosotros también en la oreja... Y librar a nuestra guata de hacer de "ring" de sus contiendas
Un abrazo
Yo creo saber qué se dijeron... pero te lo digo al oído.
besos
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