jueves, 10 de junio de 2010

La codorniz y el pájaro Beckett

La codorniz entró al bosque y se asustó con las sombras que oscurecieron su plumaje, a tal punto que a veces no se reconocía ni ella misma. Vagó angustiada la noche entera, sin hallar el camino de salida. No se enteró del amanecer ni del que le siguió. Estuvo perdida dentro del bosque dos días completos. Al amanecer del tercer día acertó a divisar un levísimo claro, apenas perceptible, y sus patas corrieron a más no poder, hasta que llegaron a la luz.
Se hallaba a la entrada, o a la salida, que venía siendo lo mismo, aunque desde el punto de vista de la codorniz era a la salida, se hallaba a la salida un pájaro Beckett, quien sentado en un pisito y con las botas embarradas custodiaba el bosque por orden de quizás quién sabe.
-Cómo se llama usted.
-Codorniz.
-Codorniz cuánto.
-Codorniz Estragón.
Al pájaro Beckett casi le da un infarto. Se mecía los cabellos y se pasaba las manos por los surcos de la cara. La codorniz se enterneció y se arrepintió de picotearle los zapatos. Beckett, que era un pájaro fuerte, estaba a punto de las lágrimas y le gritó a la codorniz si había visto al faisán Godot, que se había perdido. Le gritaba desesperado que él no podía entrar a buscarlo porque lo tenían de guardián reemplazando a un pájaro Kafka que estaba con licencia por neumonitis. "No vi a ese animal y no vi a ningún animal porque el bosque estaba oscurecido, yo apenas distinguía mis plumas", le dijo la codorniz.
-Salga usted y no vuelva a entrar -le ordenó el ave guardián y la codorniz corrió a la luz.
Era un valle soleado, ausente de pesadumbre, sin árboles ni arbustos, un llano cubierto de césped inglés por el que recién habían pasado la máquina, y que limitaba con unas suaves colinas que nunca tapaban el sol. Multitud de codornices bebés picoteaban semillas; el brillo de sus piquitos moviéndose de un lado a otro a ras de pasto producía un efecto inquietante.
Aquí me quiero quedar, se dijo la codorniz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

!!!Qué suerte!! La codorniz encontró su lugar, rodeada de bebes en un claro verde, o en un verde claro que viene a ser lo mismo, lejos de tan sombríos y sesudos pájaros.

Un abrazo