jueves, 3 de septiembre de 2009

La mujer, el personal trainer y las dos tortugas

Una mujer de las de ahora llegó al gimnasio, se sacó la ropa, se puso otra y entró a una sala llena de máquinas. Eligió una y se largó a correr, pero no avanzaba. Luego de diez minutos se sentó en otra máquina y estiró las piernas. La vio de lejos el personal trainer y se le acercó. Le agarró los muslos; las piernas de la mujer se flectaron. La operación fue repetida varias veces.
Una hora después se encontraron en el camarín. El personal trainer cerró con llave y le olió el cuello y las axilas; la mujer se bajó los pantaloncitos y el hombre también. Se movían ambos, pegados uno al otro, hasta que dejaron de moverse. La mujer miró la hora y corrió al camarín de las mujeres a darse una ducha; lo mismo hizo el profesor en su propio camarín.
Diez minutos después la mujer salió apurada, se subió a un auto inmenso y voló al colegio a buscar a sus hijos.
Mientras esto sucedía, dos tortugas ocupaban la mañana charlando sin ninguna prisa acerca de la vida, el paso del tiempo y el amor en una tienda de mascotas. Una de las tortugas era superficial; la otra era juiciosa. La tortuga superficial le decía a la juiciosa cosas bastante superficiales; la juiciosa le respondía con frases juiciosas.
La moraleja queda como tarea para la casa.

1 comentario:

La Lechucita dijo...

¿Además de leer tengo tareas para la casa?

Moraleja "Carpe diem"

Un abrazo