viernes, 6 de marzo de 2009

El gorrión y el mirlo

Un gorrión fue a protestar a la rama del mirlo. Le dijo que venía a desafiarlo por infeliz, malnacido y traidor, pues cómo se le ocurría haber tenido sexo a escondidas con su esposa. El mirlo lo miró, extrañado, y le respondió con la tranquilidad de quien es realmente inocente de una acusación como esa. Le dijo en efecto que era inocente y que a otro perro con ese hueso. El gorrión, que iba decidido a todo, sacó una foto en la que aparecía su nido y dentro de él un mirlito entre cuatro gorrioncillos, los cinco con el pico abierto pidiendo gusanos. El mirlo se acercó a mirar la foto, reconoció a su retoño y exclamó, orgulloso: ¡hijo de tigre!
El gorrión interpretó la reacción del mirlo como una muestra de sarcasmo. Se le nubló la vista al escuchar sus palabras y se le fue encima, pero el mirlo lo paró en seco y le dijo: has de saber que ese hijo es mío y de mi propia esposa. Y si está en tu nido se debe a que nosotros no tuvimos tiempo de fabricar uno, pues como ya lo habrás adivinado, a nosotros nos encanta trinar y gozar de la vida y pensamos que después de todo, para eso están ustedes, los gorriones.
El gorrión, que era de corto entendimiento, insistía en la traición y lo retó a duelo. El duelo se llevó a cabo al clarear al alba. Fueron testigos del gorrión la culebra y el gato; del mirlo el gavilán y el zorro. Juez fue nombrado el perro. Éste último los hizo avanzar en sentido contrario por el prado, pero antes de ordenarles que se dieran vuelta y dispararan les guiñó el ojo a los testigos y éstos en un dos por tres se echaron al buche a los duelistas.

1 comentario:

Fortunata dijo...

Era de esperar con esos testigos tan poco de fiar... pero con un gorrion celoso y un mirlo carota....se lo merecian
Besos