lunes, 9 de marzo de 2009

El cíclope Falcón y el gusano Pedro

Vivía el cíclope Falcón en una cueva, no en un nido como los demás halcones. Le habían dado el dato que a la cueva había llegado un apetitoso gusano llamado Pedro, de modo que esa tarde, al volver con las garras vacías, tapió la entrada con una roca gigante que cubrió hasta el más mínimo intersticio. La misma voz que proporcionó el dato al cíclope Falcón le advirtió al gusano que llegarían a buscarlo, de modo que para Pedro la situación era apremiante, insostenible, aunque su corazón guardaba una ligera esperanza: sin poseer la astucia de Odiseo le llevaba la ventaja al héroe de que ya se sabía el cuento y, la principal, que aun siendo apetitoso y gordo resultaba pequeño para quien emprendiera su búsqueda, fuese incluso un halcón de poderosa vista.
Echadas las cartas sobre la mesa el datero se dispone a completar la fábula.
El halcón barrió el piso con sus alas hasta que de debajo de un terrón se desprendió el gusano.
-Te pillé, exclamó Falcón.
-Así es, cíclope amado, rey de las tinieblas, protegido de los dioses, mas Nadie me da una idea de cómo sacarte el ojo.
-¿Y se puede saber qué idea te ha dado Nadie?
-No tengo la menor idea.
El cíclope Falcón lo devoró en un segundo y quedó con hambre. Lamentó no ser como los gatos, que juegan un buen rato con su presa para pasar el tiempo. Así pensaba, solo en su guarida, rumiando su suerte, hasta que le dio sueño y se echó a dormir.
Moraleja: por débil que parezca el poderoso, sigue siendo poderoso y le echará el lazo al primer gusano que se cruce en su camino, pero eso no le aliviará su apetito.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que hay apetitos que son insaciables.... y lo veremos...mas pronto de lo que paerce.... glup glup... Espero que no devoren pobres lecucitas...

Anónimo dijo...

Te deje un regalo en mi Arcón Mágico

Un abrazo