Quiso el destino que el koala y el pez abisal se vieran por fin las caras. Estas fueron las presentaciones:
Me llamo pez abisal y vivo donde van a dar los barcos que naufragan -dijo el pez.
Yo soy un koala y vivo soñando en las ramas de los árboles -dijo el koala dormilón.
Un mono entrometido terció en la conversa.
-¿Quién puede existir en la salobre oscuridad? ¿Y quién pasárselo soñando?
-No entiendo de qué hablas -le contestaron al unísono.
Sin tener más que decirse, volvieron a separarse.
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