miércoles, 18 de noviembre de 2009

El grillo y la araña

Cantaba el grillo en su rincón, sin hacerle daño a nadie, cuando se le acercó la araña.
-¿Me dejas oír tu canción? -le pidió.
-Claro que sí -le dijo el grillo- pero no te acerques tanto, que tus patas me dan miedo.
-No te preocupes -le dijo la araña- sólo quiero oírte. Me habían dicho que tu canto superaba al de la chicharra y esta noche lo he comprobado de cuerpo presente.
-¡Sí, sí, canta! -dijeron las moscas, pegadas al techo.
-¡Ahora! -lo urgieron las polillas, y dejaron de revolotear.
El tímido grillo cantó su aria favorita, Nessun dorma, cautivando al auditorio, pero al llegar al do de pecho cerró los ojos por la emoción y la araña de un salto se lo comió.
Las moscas aplaudieron de pie, las polillas volvieron a revolotear y se bajó el telón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sí, es verdad, cuando nos emocionamos demasiado, nos descuidamos..... Pero a veces que dulce es esa muerte.