sábado, 19 de julio de 2008

Los ratoncitos y las teclas del piano

Siete ratoncitos machos recién nacidos duermen debajo de las teclas de un piano. Allí los tuvo su mamá y allí los dejó. Pronto serán mayores y deberán ingeniárselas por sí solos. Mientras tanto duermen y maman de la teta de mamá ratona.
El pianista es un admirador del arte de Ligeti. Se sienta todas las tardes ante su instrumento y toca esas piezas tan condensadas, conmovedoras. Desde hace un par de días cada tecla le arranca un chillido agudo al ratoncito de turno; el pianista últimamente no logra comprender el efecto que la composición forma en sus oídos.
Para los ratoncitos, en cambio, la práctica vespertina del pianista es la demostración de que la vida no es sólo tomar papa y disfrutar del calor que desprende la piel de la mamá: habrá momentos duros que tendrán que soportar como hombres. Y así, lo que verdaderamente está consiguiendo la presión de las teclas no es otra cosa que esconder sus llantos.

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