miércoles, 19 de noviembre de 2008

La hormiga Fernanda postula a concurso

La hormiguita Fernanda postuló a concurso. Ingresó a la sala, gran jurado la miró. Pero la miró a medias, tal vez ni la miró. Ahora que recuerdo, cuando Fernandita entró a la sala el jurado estaba inmerso en una desmedida preocupación por un pan de azúcar esparcido en la mesa para su deleite, me refiero al deleite del jurado. De modo que le habrán hecho tres preguntas, qué digo, apenas le dijeron buenos días muy bien gracias el siguiente y se acabó.
La hormiguita se fue temblorosa y esperó el resultado. Durante dos semanas soñó en secreto, hizo planes, se imaginó dando discursos, por un momento fue mirada como reina por las demás hormigas, ¡vanos sueños de insecto!
En la vida, Fernandita, los talentosos de verdad no precisan concursos. Y los que concursan y vencen no son más que el tonto útil de un cerebro ganancioso y superior. ¿Quieres triunfar? Pues trabaja y no pienses más en nada. Pero, ¿para qué deseas el triunfo? A mí no es necesario que me demuestres nada, lo dice tu padre que te conoce bien. ¿Deseas ganar dinero? ¿No te basta lo que tienes? ¿Quieres conocer el mundo? Entonces toma la mochila y póntela en la espalda y vete, Fernandita, pero no te olvides de escribirme, que yo esperaré tus cartas, ya que me privarás de la emoción de darte los buenos días con un beso en la mejilla.
¿Quién dijo que el mundo era tuyo? El que lo dijo te engañó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sabias palabras las del papá de Fernandita....