lunes, 27 de septiembre de 2010

El perro satisfecho y el perro flaco

El maestro de los canes reunió a sus alumnos y les dictó esta fábula.
Había una vez un perro satisfecho y un perro flaco. Díjole el primero al segundo: "Cambia esa cara y ven a disfrutar esta cena conmigo". El perro flaco parecía adolecer de una patología estomacal, pues comía poco y nada. "No, gracias, ¡y aún es tiempo de que sigas mi sendero de privaciones!", le espetó al robusto animal.
El perro satisfecho miró al perro flaco con cierta lástima y nula admiración, pensando en cuánto daño le hacía su ignorancia.
El perro satisfecho fue bueno y justo con los demás, tuvo privilegiada descendencia y llegó a ocupar un alto puesto en la comarca. Murió a avanzada edad, rodeado del cariño de sus hijos y sus nietos.
El perro flaco falleció a los pocos meses, aquejado de dolores, solo en su rincón, y pronto fue olvidado.
El maestro de los canes terminó con la siguiente moraleja: "El presente nos enseña que el optimista empeño en surgir conduce al progreso de la raza y que el pasado apegado a miedos y creencias religiosas quedó felizmente confinado en los libros de historia".
Sus perritos están aprendiendo la lección.

No hay comentarios: