Las musarañas se subieron a un bote para llegar a la isla. Remaron hasta el cansancio y en medio del mar, donde el viento sur ya levantaba las primeras olas, osaron jugar a las adivinanzas; se iba haciendo tarde y un manto de sombra empezó a cubrir el paisaje austral.
Inquieta, la musaraña que no estaba preguntó: "¿Quiénes son ustedes?"
-Somos un sueño, surgió un coro de voces desde el bote.
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