martes, 31 de agosto de 2010

El corazón, el cerebro y el sexo

Tres compañeros caminaban por la arena del desierto; el sol estaba en su cénit.
-Guardémonos bajo las piedras y salgamos al atardecer -aconsejó el cerebro.
-Tú razonas bien, pero yo no puedo esperar, menos aún con el calor que me gobierna. Debo cazar algo ahora mismo, pues me anima un intenso deseo que desestabiliza mi ser. Lo satisfago y enseguida te acompaño -le contestó el sexo.
-¡Carne débil! ¡Psique cautelosa! Una vez emprendido el camino, jamás doy marcha atrás -dijo el corazón.
Separado el trío, el sexo cazó a su presa pero se consumió en la arena y sus tripas fueron devoradas por los buitres. El corazón cayó bajo su suplicio dorado antes de llegar a destino; se llenó de gloria y su travesía ha dado origen a un sinnúmero de libros. Fue sepultado con honores. En cuanto al cerebro, salió efectivamente al atardecer y se encontró con un paisaje agradable de temperatura, mas difuso, ensombrecido. Gozó de breves momentos entre las siluetas fantasmales de los cactus y cuando el frío se hizo insoportable debió retornar a su piedra.

1 comentario:

Fortunata dijo...

Y con esos tres en juego el hombre hace lo que puede....

Un abrazo