jueves, 10 de septiembre de 2009

El visionario de Ahrmzam

Para que fuese confirmada la existencia de Ahrmzam debió existir un visionario de Ahrmzam. Y así fue. Se le llamó, por darle un nombre, Trébol Cuatro-Hojas. A diferencia de sus miles de compañeros del campo, que vivían aterrados y paralizados ante la posibilidad de sentir el aliento de la vaca, Trébol Cuatro-Hojas transformaba su miedo en visiones.
No es que se desplazara de un lado a otro, porque no podía hacerlo. Al igual que los demás, vivía atado a la tierra y hasta que la vaca no le expresara en la cara su apetito, como tarde o temprano lo haría, no tendría otro horizonte que el de millones de hojas, las de sus hermanos, y sobre ellas, el de frondosos robles y abetos, y sobre ellos, el de las nubes pasajeras.
Ah, la dulce vaca, que devoraba sin parar con los ojos entrecerrados y una expresión de bondad, haciendo sonar la campanilla.
Una noche en que todos dormían, Trébol vio al monstruo invisible. Tenía dos cabezas, cuatro brazos y cuatro piernas. Se tumbó en la hierba -sobre él y sus hermanos- y los aplastó con furia. Bramaba y profería incoherencias, a veces con una voz cavernosa, a veces con tiernos quejidos. Trébol cerró los ojos y esperó lo peor, pero al cabo de un rato Ahrmzam se levantó, se separó en dos y se fue, lentamente, hasta perderse en las sombras nocturnas.
Al amanecer, Trébol contó lo visto. Vinieron las jirafas investigadoras y certificaron la visión. Aislaron el perímetro, se llevaron el pedazo de tierra y pasto y le reservaron el mejor espacio del Museo de la Selva. Al visionario lo instalaron en un lindo macetero bajo al sol y lo regaron con agua de manantial durante toda la primavera y el verano, hasta que bien entrado el otoño expiró.

1 comentario:

Betty García dijo...

Tus narraciones son excelentes, estaba buscando en internet algún cuento interesante para que mi hijo adolescente les cuente a niños de escolaridad primaria, es un trabajo práctico de recreación con títeres, materia que cursa en el 4° año del Inst. Dalmacio Vélez sarsfield aquí en Argentina y nos quedamos con el del cocodrilo, el león, el mono y el buho. Gracias por escribir tan lindo!!!