miércoles, 16 de septiembre de 2009

El gallo y el león

Acudió el gallo a la casa del león, pero no tocó a su puerta. Con una dosis de respeto y otra más sana de temor le habló por la ventana. El rey lo invitó a entrar, pero el gallo, al que algo de sensatez le quedaba, declinó.
-No soy digno de entrar a tu morada -le admitió-, mas una sola palabra tuya me podría aclarar las cosas.
El león se rió ante la cristiana ocurrencia de su súbdito.
-Dime pues, príncipe del gallinero, algo de tiempo me queda antes de almorzar.
Al gallo se le pararon las plumas.
-Muy cortito -dijo-. Sólo quiero saber cómo lo haces para vivir rodeado de leonas que te adoran y yo, en cambio, persigo el día entero a mis gallinas y al final me las tengo que pisar por la fuerza.
-Lo que tú deseas conocer es el secreto de la conquista -dijo el león, y se dispuso a contárselo, porque le había caído bien el plumífero fantoche.
"Reside este secreto en la renuncia a la conquista; esto es, en la ausencia de ambición. En la conquista vale más el desprendimiento y el afecto desinteresado que la estrategia planificada, diría perversamente ideada. La contradicción que implica esta conducta es que al declinar hacerme del otro, ese otro se me entrega mansamente pero yo no lo deseo, en consecuencia es una conquista falta de fiebre y de pasión, demasiado dulce. Tu forma de conquistar, en cambio, plena de fuerza, evidente, deja un sabor amargo en la garganta. Si quieres ser como yo, deja de desear y serás deseado. Pero yo te aconsejo que sigas siendo tú", habló el león.
-Qué bueno y noble eres -dijo el gallo-, me habían dicho lo contrario.
Entregado por completo a las románticas fragancias que aún se desprendían de su discurso, el gallo terminó por aceptar la invitación del león y entró a su casa. El rey de la selva se lo tragó de un bocado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

!Qué astuto el león, mas pareciera un zorro!

Que dilema el de las conquistas...

Besos, besos

L.