lunes, 10 de noviembre de 2008

El sapo mutante y el búho adivino

El sapo mutante se preguntaba si su naturaleza lo haría más longevo que las demás especies. Acudió al adivino, un búho de capa y capirote. Éste, que era sabio de verdad, no bien entró el sapo ya tenía la respuesta, pero se la guardó. Escuchó pacientemente las angustias del sapo y luego habló.
Esto dijo:
Hubo en el reino de los hombres un escritor que intentó crear el cuento que nunca pasa de moda, ni en ideas ni en estilo. Trataba el cuento de un renacuajo que mutaba con el exclusivo propósito de conseguir longevidad, pero ya a las pocas líneas el renacuajo mutaba a sapo consumido por el vicio que viajaba a una lejana isla a raptar a una doncella que lo había mutado a príncipe, mas en el camino el príncipe conoció tanta maldad e injusticia que cuando llegó a su destino pudo más la compasión y se volcó a la lucha contra el sufrimiento humano. En medio del combate, acorralado por los siete vicios del hambre, la soberbia, la codicia y la crueldad, ingresó a una academia donde entre legajos y papiros mutó a doctor y se volcó a investigar el mecanismo del cuento que mutaba, descubriendo que el cuento que muta, sin moverse ni un solo milímetro, ni a izquierda ni a derecha, provoca la mutación de quien lo lee y así se hace eterno. Disponíase a escribir tan maravilloso cuento, pero ante la hoja en blanco no se halló capaz, lo que a la postre determinó otra penosa mutación: hacia el final de su vida el primitivo renacuajo entró a un monasterio para meditar sobre las razones infinitas del cuento que mutaba. Allí, vestido de harapos, lo sorprendió la muerte.
Preguntóle el sapo al búho si eso quería decir que la mudanza daba vida. La respuesta es una paradoja, respondióle el búho, ya que si mudas de piel es que ya no eres exactamente lo que eras. Pero entonces, si las letras y las palabras de ese cuento no se desplazaron ni un milímetro, quedando todas ellas en los mismos renglones de por vida, cómo consiguió mutar el cuento, rebatió el sapo mutante. El búho cantó una canción; a los pocos segundos el sapo se subía a la melodía y de esa forma se llegó al ansiado canon.
-En un lejano bosque cantaba el cucú.
-En un lejano bosque cantaba el cucú.
-Oculto en el follaje al búho contestó.
-Oculto en el follaje el búho contestó.
-Cucú lo llamó, cucú lo llamó, cucú, cucú cucú...
-Cucú le llamó, cucú le llamo, cucú, curú cucú...

1 comentario:

Anónimo dijo...

!Genial!.... el cuento mutante...es ese que como canon va de voz en voz y se prolonga hasta la eternidad con ligeras modificaciones....

El sapo mutante deberia saber que cuando consiga hacer un cuento mutante el será mimetico y adquirirá la forma del que lo cuente en ese instante...

¿Es esa la eternidad? Ser uno en todos los seres...