lunes, 23 de junio de 2008

El vellocino de oro y las habichuelas mágicas

Un carnero fue desprendido de su vellón en la estación del estío. La lana fue depositada en un granero, sin sospechar el ovejero que esa mañana su hijo había lanzado allí mismo unas habichuelas mágicas. Al día siguiente el vellocino se había convertido en oro. El ovejero se maravilló del hallazgo y decidió guardar el oro en un saco y esconderlo en las profundidades de la noria. Por la noche le confesó el secreto a su mujer, quien lo obligó a levantarse y recuperar el tesoro. El niño miraba por la ventana el paseo que daban sus padres por el patio, iluminados con una linterna. Vio bajar al pozo a su papá, atado a una cuerda. Desde arriba su mamá le exigía que hallara pronto el saco, pero el hombre no decía nada. Cuando salió, con las manos vacías, el niño alcanzó a escuchar que en el fondo de la noria había un arpa encantada por una bruja mala que tenía la cabeza llena de serpientes. El ovejero tiritaba de miedo, pero su mujer, aguijoneada por la ambición, tomó la cuerda y bajó al pozo. Al tocar el agua encendió la linterna y el agua reflejó su rostro. El espanto la devolvió de un salto a los brazos de su marido, al cual le comentó:
-Teníai razón.

No hay comentarios: