lunes, 26 de mayo de 2008

El gusano y el zorzal

Un zorzal de alegre apetito torció el cuello en el prado, para escuchar el desplazamiento del gusano. Éste apenas avanzaba debajo de la tierra, y se lamentaba de ello.
-Qué vida de sacrificio y oscuridad, la que vivo; ojalá viniera una lluvia y me llevara a conocer el mundo de mis hermanos alados -pensaba.
En eso sintió un trueno terrible que lo sacó de la tierra y lo depositó en un santiamén en el pico del zorzal. Al segundo siguiente descendía al estómago del ave. Apenas alcanzó a ver la luz del sol cuando ya estaba de nuevo sumergido en las tinieblas.
-No es como me habían contado -pensó antes de ser disuelto por los ácidos-, en verdad prefiero mil veces mi hogar.

1 comentario:

Fortunata dijo...

Moraleja mas vale lo malo conocido.....

Lo malo es que salió al mundo de un susto y no por voluntad propia...eso lo cambia todo.

Un abrazo