jueves, 30 de julio de 2009

El escorpión, la luciérnaga y la comadreja

Los finales de fábulas son como los de los cuentos clásicos: cortos y precisos. Se dice lo que hay que decir sin rodeos y punto. El lector queda estupefacto por unos segundos y luego retoma sus actividades, aunque si estamos de acuerdo con este hombrecito Banville, cada acto nos debería cambiar enteramente la vida, o en sus palabras, ¿en qué momento, de entre todos los momentos, nuestra vida no cambia completamente, totalmente, hasta el cambio más trascendental de todos?
El hecho es que había prometido contarles el final de la historia del escorpión y la luciérnaga, y sucedió que cuando volví al claro del bosque ya se habían ido. Nadie pareció darse cuenta de nada, salvo la comadreja, siempre vigilante de las pasiones ajenas y por eso mal llamada bestia cahuinera.
Y esto me refirió:
"A eso de las diez de la noche del miércoles la luciérnaga se entusiasmó en su vuelo y empezó a hacer remolinos hacia arriba. Así fue desapareciendo hasta que al amanecer sobrepasó las copas de los robles y la perdí de vista. Según me contaron, apenas se asomó al cielo se la tragó un halcón".
-Claro -le dije yo- esos de más arriba sí que son feroces, no como el escorpión.
-Claro que sí -me dijo ella, pero no se iba, la muy ladina.
-¿Y qué pasó con el bicho? -se vio obligada mi curiosidad a preguntarle.
-El escorpión la vio volar, se enfurruñó y escupió al suelo. Se marchó a su cueva dando maldiciones y allí se quedó. Lleva varios días encerrado. Dijo que desde ahora viviría mirando hacia abajo.
Ya me retiraba cuando la comadreja, que no se pierde una, me preguntó cuál era la moraleja de esta fábula. Improvisé la siguiente:
Todos somos buenos, pero los demás no lo entienden.

2 comentarios:

Sandra (Aprendiz de Cassandra) dijo...

Está equivocada la comadreja. Te lo aseguro. Mira hacia el lado, no hacia el cielo, y verás una luciérnaga temblando.

Besos cercanos

Anónimo dijo...

¿Tendrá razón Casandra? ¿seguirá la luciérnaga temblando suspendida esperando las gotas del escorpión?
¿Es bueno creer las versiones de comadrejas malidicentes u otras alimañas envidiosas de figurar en sus fabulas?

Moraleja: todos somos buenos para ser devorados de una u otra forma.

Besos para el fabulador