lunes, 19 de octubre de 2009

El gato y el koala

El gato sorprendió despierto al koala y le preguntó por qué acostumbraba a dormir tanto.
-Te lo pregunto porque los demás animales se lo pasan diciéndome que soy dormilón, pero ahora que te veo a ti...
El koala respondió:
-Querido hermano; ignoro qué te impulsa a cerrar los ojos y echarte en las alfombras. En cuanto a mí, siento una benéfica ansiedad cuando me dispongo a dormir, pues la memoria me recuerda que me sumergiré en un mundo que me ofrecerá grandes aventuras, como en verdad sucede. He sido león, cordero, lagartija, dromedario, dragón, araña y pez. He ganado batallas con una sola mano y he llorado de amor, he reconquistado a mi antigua novia y la he hecho mía sin que ella quisiera, he subido al cielo como águila y me lancé en picada como halcón; surqué los mares y sometí a rebaños salvajes, ¿qué más quisiera un animal ocioso como yo? Tú me dirás que tenemos esta vida y es verdad. Al despertar satisfago mis necesidades básicas, pero luego voy cerrando los ojos nuevamente, pues lo que veo a la luz del sol no me llama mucho la atención.
El gato reflexionó con ligera molestia, nacida de la envidia de admitir que se encontraba ante un personaje sincero, que lo superaba en espiritualidad. Disentía del koala, pues considerándose también gran dormilón, disfrutaba enormemente del placer de la caza en sus momentos de vigilia, pero como no se atrevía a declararlo ideó el siguiente comentario:
-Yo te confieso que a veces ansío que se me acaben pronto las cuatro vidas que me quedan, para traspasar el umbral y ver el valle de los muertos.
-Habrás querido decir internarme en el valle de los muertos, ya que ver equivale a un golpe de los sentidos, ajeno a la experiencia de la eternidad -dijo el koala.
El gato respondió:
-Sí, tienes toda la razón. ¿Y sabes qué más? Imagino que ese valle debe ser el sueño mayor, la metáfora de la aventura más insólita que se pueda esperar.
El koala no alcanzó a escuchar esta última parte, pues dormía. El gato le dio las buenas noches y salió a cazar.

1 comentario:

Fortunata dijo...

A veces me siento como el koala...cierro los ojos y sueño...que todo es posible..

Un abrazo